Ecología vegetal.
La ecología vegetal es el estudio de las plantas y su entorno, esto quiere decir que estudia las interacciones con otros seres vivos, su estudio se remota a el siglo XIX, con el trabajo de Ernst Haeckel, sin embargo; su estudio comenzó a florecer propiamente en el siglo XX, cuando las primeras sociedades ecológicas y revistas ecológicas aparecieron. La definición de Haeckel, ha sido objeto de interpretaciones algo distintas y quizá más profundas desde 1900.
Formas de sobrevivir entre los vegetales.
En el mundo vegetal hay muchas y variadas formas de vida, desde los especímenes que han desarrollado una u otra estrategia para vivir a costa de otros, hasta los que se ayudan mutuamente, y aun los que hacen favores en forma desinteresada.
Mutualismo; ayudarse mutuamente.
El mutualismo es una asociación entre dos seres vivos de diferente especie de la cual ambos obtienen algún beneficio, que suele ser de carácter nutritivo. A veces la asociación puede ser muy estrecha y permanente, como en el caso de los líquenes (asociación entre las raíces de una planta leguminosa y ciertas bacterias que fijan el nitrógeno libre del aire).
Un ejemplo claro de mutualismo es el de los líquenes.
Saprofitismo; descomponer cadáveres.
Entre los vegetales, tan solo los hongos son saprofitos. Su única alternativa es producir fermentos que solubilicen las sustancias orgánicas de los cadáveres de plantas y animales, como también de los desechos de estos últimos, para luego absorberlas directamente a través de sus membranas. Hay hongos especializados en descomponer una parte concreta de la planta, como por ejemplo el colonizador de las agujas de pino muertas, o el de los excrementos de un determinado animal.
Comensalismo: beneficiarse sin perjudicar.
Es el caso de las plantas epifitas, que viven sobre los troncos y ramas de los arboles sin causarles perjuicio (los utilizan solo como soporte, casi siempre a fin de conseguir una posición favorable para recibir la luz solar). De ordinario, se fijan a la planta hospedadora por medio de raíces adherentes especiales que a menudo parecen brazos, tal como hacen muchas orquídeas.
Parasitismo: vivir a costa de otro.
Un parasito es un depredador especial, que se alimenta de otro ser vivo aunque sin devorarlo, pues necesita que siga vivo. El parasito ha de vencer los mecanismos de defensa del hospedador y adaptarse a su metabolismo y ritmo biológico; a su vez, libera productos tóxicos, enzimas y otras sustancias que producen alteraciones y enfermedades en su victima. Hay plantas que son parásitos completos, dado que carecen clorofila y obtienen todos los nutrientes del hospedador, en tanto que otras son hemiparásitos, es decir, parásitos a medias o incompletos.
El muérdago es un hemiparásito que retiene la clorofila para llevar a cabo la fotosíntesis cuando su hospedador se encuentra en estado de reposo.
Plantas insectívoras.
Son plantas propias de suelos muy pobres, los cuales no pueden proporcionarles todas las sustancias que necesitan para la supervivencia, como sucede en muchos pantanos. Son de colores atractivos y sus hojas están transformadas en recipientes con trampas para atrapar los insectos que acuden en busca de sustancias azucaradas. Dichos recipientes contienen líquidos digestivos que disuelven el insecto atrapado y permiten absorber los nutrientes.